viernes, 5 de marzo de 2021

ENTREVISTA EN RADIO UTOPÍA

 Os presento la entrevista que nos hizo Susana Martín Gijón a Nieves y a mí en radio utopía, sobre el libro CARTAS DE AMOR, DESENGANCHE Y DEMENCIA. Fue un privilegio y una gran suerte que Susana nos entrevistara. Muchas gracias a ella y a Nieves por acompañarme y leer alguna de las cartas.

Est es es el enlace:

https://www.ivoox.com/al-otro-lado-del-libro-pedro-a-garcia-audios-mp3_rf_13862839_1.html

jueves, 14 de marzo de 2019

RECUERDOS


EL NIÑO TRUENO
Me levanté despacio. Con sigilo puse los pies desnudos en el suelo, con tanto miedo como si se fueran a quebrar las tablas del piso con el peso de una pluma. Junto a mis zapatos, bajo el ventanal que daba a la calle, un pañuelo azulado semitransparente de mi madre, suponía que ocultaba lo que había pedido a los Reyes Magos: un tebeo del Capitán Trueno.
A Sigrid, su novia, la conocí en una librería, meses atrás en el pueblo de mis abuelos. Estaba de pie en la portada de un tebeo sujetando las riendas de un caballo, alejada unos metros de su novio. Comprendí que me miraba. Me gustó tanto verla tan cerca por primera vez que, en un ataque de emoción, le pregunté si me ayudaría con los problemas de cuentas de la escuela. Salió de su dibujo en un momento de despiste del Capitán, puso un dedo en sus labios pidiéndome silencio y asintió con la cabeza.
En los días siguientes, visualizaba su pelo largo, sus manos, su cara de virgen de iglesia. De noche, al apagar la luz del dormitorio, la imaginaba contándome aventuras de países lejanos hasta que me dormía. Pero sobre todo lo que me obsesionaba más era que, cuando la llamase, podría estar a mi lado para hacer los deberes de la escuela sin que nadie se enterara. Sería el más listo.
La manera de que estuviera conmigo, era tener el tebeo y recortarla de la portada y de todas las viñetas y esconderla bajo una tabla en el suelo de mi dormitorio. Era una ilusión excitante, verla en secreto los domingos cuando mis padres se fueran a casa del herrero a jugar a la brisca. Estaríamos solos un par de horas. La colorearía con mis lápices de colores y le pediría que se quedara al menos una semana. Que me despertara para ir a la escuela en lugar de mi madre que siempre lo hacía muy temprano y con prisas. Le daría los buenos días y, si me dejaba, también un beso en la mejilla. No protestaría si me mandara lavar la cara y las manos con jabón de olor. Iríamos al mar a embarcarnos para vivir aventuras de piratas, conseguir tesoros y hacernos ricos. Si no podíamos viajar, sería médico para cuidarla y vivir en el castillo que ella quisiera. Aunque eso no le gustaría al Capitán Trueno y entonces tendríamos que luchar para ver quién vencía y averiguar quien su novio de verdad. Pero no pensaba reñir con él. Si lo hiciera aun teniendo espada, perdería la batalla sin remedio porque yo solo tengo ocho años, no sé manejar espadas y Sigrid se iría con su Capitán para siempre.
Al oír los pasos y cuchicheos de mis padres detrás de mí, tiré del pañuelo hacia arriba para coger el tebeo con el que soñaba desde aquel día en la librería. Debajo encontré una naranja, un puñado de castañas y un bolígrafo bic cristal. Ni rastro del tebeo que había pedido. Mi padre me acarició la cabeza y mi madre me dio un beso con una lágrima en la mejilla.  
No cogí ninguna rabieta. No dije nada, porque sabía que los Reyes Magos eran pobres, según me dijo la abuela alguna vez, pero lloré amargamente, en un rincón del corral, sin que Sigrid me viera. No comí, ni fui a misa a pesar de que mi madre me consoló con más besos, nueces y la promesa de que pronto tendría mi tebeo. No la creí.  
El reloj, desde aquel día sin mis Reyes Magos, se detuvo, como un video en pausa, en algún lugar de mi pulso. Por eso Sigrid continúa tan viva en aquellos ojos de niño, como ahora el aire en mis pulmones.

martes, 12 de marzo de 2019

CARTA DE AMOR PREMIO 2019


YO NO SOY YO


                                                Mi querida Sonia:

Anoche tu usencia, me estaba martirizando de tal manera, que repasé nuestro ayer en fotos que aún mantengo en el teléfono móvil. En los escasos whatsapp que me quedan vivos, busqué no sé si consuelo o masoquismo. Ya sabes que tengo manías y obsesiones, aunque a mí me desahogan. Aun así, cigarrillo tras cigarrillo, no logré la paz que buscaba, porque esa fijación por nuestra amistad rota, no acaba de desaparecer.

He tratado de cicatrizar la herida de lo que fue nuestro intenso y breve disfrute de los sentidos, pero terminó como un río desemboca en el mar: en silencio, lentamente y en completa soledad.

Con el paso de los meses y la falta de tus noticias, se me han extraviado nuestros encuentros, en algún lugar de tus lunares. Y eso que guardé el mapa de todos ellos por si alguna vez me tenían que sacar de algún laberinto. No ha sido así. Tampoco encontré manera de reproducir el calor de tu cuello en mi boca y cómo subir al Everest, de un beso, sin ser necesario oxígeno para llegar a la cumbre de tus labios sin desmayarme por el camino.

No ha sido preciso volver físicamente al lugar del último verano trabajando juntos en la terraza del bar de copas, ni escuchar la música tropical que armonizaba todo el espacio lleno de humo, risas estridentes y personas agitadas buscando, entre mojitos y cervezas, compañía nocturna hasta la madrugada.

Me basta tu foto en el teléfono móvil, agrandarla, ver tus ojos que nunca he sabido si eran azules o de color violeta. Un misterio que me llevaré al lugar donde el recuerdo y el deseo bailan en perfecta armonía.

Sonia entraste en mi vida en el momento exacto en el que me agobiaba la amenaza de una grave enfermedad, tuve la sensación de que al acercarme a ti cambiarias de cuerpo o de identidad y desaparecerías. El contorno de mis desbaratadas parcelas mentales se iluminaron y el aire que respiraba tenía la frescura de la lluvia imprescindible para resucitar hierba apunto de quemarse bajo un calor inconcebible. Eras mi sanación, la milagrosa luz ultravioleta que ve lo que los ojos normalmente no pueden ver, saber a qué sabe un cigarrillo a medias.

Quizá parezca loco, esquizofrénico, romántico, triste o enfermo mental. Da lo mismo. Mi salud y las oscuridades que me abrazan ahora, no me dejan pensar en otra cosa que no sea volver a verte.

Quiero llegar al final de mi trayecto hipnotizado por los días y noches que vivimos en el aquel parque de atracciones que eran nuestros cuerpos subiendo y bajando de la noria secreta del amor. Nuestros momentos de gloria reposaron en sudorosos poros exageradamente activos al conocer por primera vez el éxtasis, y degustar como niños aquellos zumos de naranja y bombones después de bajar de las alturas. 

Las madrugadas, en nuestra playa de espuma y brillos azules, los besos tan adictivos como una droga dura, fueron el principio y fin del exagerado placer de todos los sentidos.

Me despertaba haciéndote cosquillas, pero te hacías la dormida esbozando una sonrisa que yo disfrutaba fingiendo que no te veía. Te preparaba el café y, a su aroma, me llamabas como cantan los relojes del campanario las horas en punto. Entonces creí que un reloj sin horas, sería nuestro ayer y nuestro hoy.

Pero llegaron brisas a tu piel blanca de alguien que dominaba la fuerza de la seducción y te fuiste camino de algún lugar para el que no tenía ni brújula ni mapas ni tarjeta de crédito y me quedé sin la posibilidad de saber más de ti.

Está a punto de expirar el plazo que tengo para escribirte. Aun así cada minúscula parte de nuestro pasado se mantendrá viva creyendo que volveremos a ser manantial de espejos.

El inexorable destino me llama. No tengo miedo al más allá ni a la pena de no poder ver la luz y no saber si yo soy yo; después de todo, quizá el auténtico yo sea una parte de ti y yo no sea yo del todo.

Ven y revélame tu secreto ¿de qué color son tus ojos? Te esperaré en la entrada del otro lado del mundo, donde definitivamente se pone el sol. Solo necesito que me des la mano y subiré al cielo contigo…otra vez.

viernes, 29 de junio de 2018

MAGIA CON TETEGRAFISTAS

MAGIA Y MISTERIO:

 

EFECTO: Dos libros, dos espectadoras. Una de ellas introduce, una tarjeta de visita, por cualquirer sitio del libro elegido. El mago escribe en una papeleta algo y la dobla. Luego la espectadora lee unas cuantas palabras del libro de forma aleatoria que encuentra deslizando su dedo por la página elegida con la tarjeta de visita. Le enseña a la otra espectadora la página sin que el mago la vea. Antes de que esta segunda espactadora abra su libro por la página que le acaban de enseñar y lea las primeras palabras del primer renglón de su propio libro, el mago escribe algo en otra papeleta. Una vez que ambas espectadoras revelan sus palabras de sus respectivos libros, el mago enseña lo que ha escrito antes de que cada una hubiera leído nada. Lo escrito por el mago y las palabras dichas por las espectadoras en voz alta..... ¡COINCIDEN!!!!!!!