lunes, 28 de noviembre de 2011

EL OTOÑO Y YO

Sí, el otoño llega y yo siempre he buscado en sus tardes la respuesta a añoranzas y recuerdos sepultados bajo un montón de días que pasaron por mi vida sin casi darme cuenta. Pero mi imaginación vuela sin querer a mis tardes de otoño cuando, de niño, al salir de la escuela del pueblo, subía a un cerro y bajo una encina veía la puesta de sol.  
Ahora, ese sol amarillento, esas hojas por el suelo del parque que procuro no pisar porque siento pena de su derrota, esa brisa que anuncia la escarcha de la noche y esas voces lejanas que no acaban de acercarse a mi mente, forman una foto fija que me gustaría poner en marcha acompañado de seres que no pueden estar y de objetos perdidos en la pupila del tiempo. Quizá algún día la magia de lo invisible e inesperado se haga presente y podamos disfrutar de la belleza del amor, de la filosofía de la poesía y de la cultura del buen comer, porque de todo hay que alimentarse.  

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