martes, 12 de marzo de 2019

CARTA DE AMOR PREMIO 2019


YO NO SOY YO


                                                Mi querida Sonia:

Anoche tu usencia, me estaba martirizando de tal manera, que repasé nuestro ayer en fotos que aún mantengo en el teléfono móvil. En los escasos whatsapp que me quedan vivos, busqué no sé si consuelo o masoquismo. Ya sabes que tengo manías y obsesiones, aunque a mí me desahogan. Aun así, cigarrillo tras cigarrillo, no logré la paz que buscaba, porque esa fijación por nuestra amistad rota, no acaba de desaparecer.

He tratado de cicatrizar la herida de lo que fue nuestro intenso y breve disfrute de los sentidos, pero terminó como un río desemboca en el mar: en silencio, lentamente y en completa soledad.

Con el paso de los meses y la falta de tus noticias, se me han extraviado nuestros encuentros, en algún lugar de tus lunares. Y eso que guardé el mapa de todos ellos por si alguna vez me tenían que sacar de algún laberinto. No ha sido así. Tampoco encontré manera de reproducir el calor de tu cuello en mi boca y cómo subir al Everest, de un beso, sin ser necesario oxígeno para llegar a la cumbre de tus labios sin desmayarme por el camino.

No ha sido preciso volver físicamente al lugar del último verano trabajando juntos en la terraza del bar de copas, ni escuchar la música tropical que armonizaba todo el espacio lleno de humo, risas estridentes y personas agitadas buscando, entre mojitos y cervezas, compañía nocturna hasta la madrugada.

Me basta tu foto en el teléfono móvil, agrandarla, ver tus ojos que nunca he sabido si eran azules o de color violeta. Un misterio que me llevaré al lugar donde el recuerdo y el deseo bailan en perfecta armonía.

Sonia entraste en mi vida en el momento exacto en el que me agobiaba la amenaza de una grave enfermedad, tuve la sensación de que al acercarme a ti cambiarias de cuerpo o de identidad y desaparecerías. El contorno de mis desbaratadas parcelas mentales se iluminaron y el aire que respiraba tenía la frescura de la lluvia imprescindible para resucitar hierba apunto de quemarse bajo un calor inconcebible. Eras mi sanación, la milagrosa luz ultravioleta que ve lo que los ojos normalmente no pueden ver, saber a qué sabe un cigarrillo a medias.

Quizá parezca loco, esquizofrénico, romántico, triste o enfermo mental. Da lo mismo. Mi salud y las oscuridades que me abrazan ahora, no me dejan pensar en otra cosa que no sea volver a verte.

Quiero llegar al final de mi trayecto hipnotizado por los días y noches que vivimos en el aquel parque de atracciones que eran nuestros cuerpos subiendo y bajando de la noria secreta del amor. Nuestros momentos de gloria reposaron en sudorosos poros exageradamente activos al conocer por primera vez el éxtasis, y degustar como niños aquellos zumos de naranja y bombones después de bajar de las alturas. 

Las madrugadas, en nuestra playa de espuma y brillos azules, los besos tan adictivos como una droga dura, fueron el principio y fin del exagerado placer de todos los sentidos.

Me despertaba haciéndote cosquillas, pero te hacías la dormida esbozando una sonrisa que yo disfrutaba fingiendo que no te veía. Te preparaba el café y, a su aroma, me llamabas como cantan los relojes del campanario las horas en punto. Entonces creí que un reloj sin horas, sería nuestro ayer y nuestro hoy.

Pero llegaron brisas a tu piel blanca de alguien que dominaba la fuerza de la seducción y te fuiste camino de algún lugar para el que no tenía ni brújula ni mapas ni tarjeta de crédito y me quedé sin la posibilidad de saber más de ti.

Está a punto de expirar el plazo que tengo para escribirte. Aun así cada minúscula parte de nuestro pasado se mantendrá viva creyendo que volveremos a ser manantial de espejos.

El inexorable destino me llama. No tengo miedo al más allá ni a la pena de no poder ver la luz y no saber si yo soy yo; después de todo, quizá el auténtico yo sea una parte de ti y yo no sea yo del todo.

Ven y revélame tu secreto ¿de qué color son tus ojos? Te esperaré en la entrada del otro lado del mundo, donde definitivamente se pone el sol. Solo necesito que me des la mano y subiré al cielo contigo…otra vez.

4 comentarios:

  1. Rezuma sensibilidad ternura y buen gusto.
    No me extraña que te hayan dado el premio
    Está maravillosamente escrito

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  2. Que bonito ya quisiera yo que alguien me escribiera estás cosas

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