Este microrrelato nació de un sueño real
EL PELUCHE
Llamó a la mujer del primer beso con lengua, a la de los roces en la oreja con la punta de la nariz, a la de las pestañas rozando la espalda, a la del primer orgasmo y a la del primer hijo. Ninguna era negra, ni pobre, ni guapa, ni trabajaba, ni estaba casada, ni era gorda. Todas tenían la misma edad y diferente peso. Se despertó, puso su primer poema dentro del pijama del osito y el osito abrió los ojos. Desde entonces, ningún peluche ha vuelto cerrar los ojos para dormir a su lado.
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