lunes, 8 de agosto de 2011

Poema intermedio

Esta prosa poética la escribí hace unos meses.

Pedir la cuenta a unos ojos que absorben la noche, no es renunciar al parpadeo del corazón. Es tejer en su carne palpitante una pupila que abra el libro azul de un manantial de espejos. Pero no se engaña a un corazón que sostiene el mediodía entre tormentas de arena, con ilusiones ópticas. Sus sones tristes tras el cristal de una capa de lluvia, empañan la luz del recuerdo. Así, bajo el arañazo de la maldita ausencia, poco a poco las rosas devuelven al cielo lo que es del aire y al corazón lo que es de la noche.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario